Asesora Turística, Rebeca Soriano.

Asesora Turística, Rebeca Soriano.

Asesora Turística, Rebeca Soriano. 950 400 Isabel

Turquía, Cuba, Egipto, Uzbekistán y Japón. El pasaporte de la asesora de viajes Rebeca Soriano es imprescindible en su día a día, así como su buen carácter y sus ganas de descubrir el mundo. Lo único que te apetece preguntarle a Rebeca cuando la conoces es ¿dónde nos llevas?

 

Tu trabajo Rebeca es el sueño de muchísima gente. ¿Eres consciente de ello?
Lo sé. Tengo muchísima suerte porque me dedico a lo que me encanta: viajar. Planifico, comercializo y organizo viajes en grupo a distintas partes del mundo. Es un trabajo muy gratificante y que me permite hacer 3 o 4 grandes viajes al año. Nuestra agencia está especializada en viajes “inusuales” porque intentamos salirnos del típico viaje que está en los circuitos y dar experiencias a nuestros viajeros. Por ejemplo: dormir en una hacienda cafetera o ver un amanecer desde un lugar único. Son viajes creados con muchísimo cariño, con mimo. Yo siempre digo que es como un viaje que organizas con tus amigas y en el que se cuida hasta el último detalle. Nuestros clientes solo tienen que disfrutarlo. Hacemos 10 salidas al año de 25 personas y solemos tener lista de espera.

¿Y cómo descubres esas experiencias únicas que ofreces en tus viajes?
Primero leyendo mucho, informándome desde la oficina, buscando relatos de viajeros interesantes: por ejemplo, a mí me encanta Paco Nadal. Y después profundizando. Para ello las ferias como FITUR son imprescindibles porque ahí ves si el destino tiene viabilidad: si se ajusta a las necesidades de tus clientes, a sus gustos. Pero para no comprar lo típico, tienes que haber pasado la fase de aprendizaje o si no te venderán lo más común y no es lo que nosotras vendemos. En la agencia jugamos entre destinos de corte más comercial, como por ejemplo Japón con otros más exóticos por ejemplo Bolivia, pero en todos ellos damos un viaje atípico. En FITUR compruebas la dureza del viaje, los alojamientos adecuados, la marcha del propio itinerario. Eso te lleva a aceptar o a descartar el destino. Yo he descartado destinos porque para mis clientas será demasiado duro. Vamos a disfrutar, no a sufrir.

¿Cuál ha sido tu último viaje?
Mi último viaje con clientes, fíjate que casualidad, ha sido a la Mesopotamia turca, que es donde ha ocurrido el terremoto. Y el anterior fue un viaje de prospección a Cuba. A veces no conocemos el destino y nos invitan u organizamos viajes al país para poder comercializarlo. Es un trabajo muy bonito que, aunque tiene su parte mala, porque todos los trabajos la tienen, es muy enriquecedor: siempre estás aprendiendo y conociendo a gente y lugares.

Y ahora me voy a Egipto, también de prospección porque no lo conozco. Es el destino de moda de este año. Fíjate, hay destinos que parecen muy típicos pero que no conocemos y otros que parecen raros pero que vamos de forma habitual. Cuando vuelva de Egipto me voy a Uzbekistán con clientes, que para mí es un destino muy conocido. Y en mayo me toca ir a Japón.

Estudiar turismo fue, en tu caso, una elección acertada. ¿Por qué decidiste estudiar este Grado?

Realmente yo no tenía una vocación muy definida. Me gustaban muchas cosas, pero hay dos motivos que fueron determinantes en mi elección:

  • Viajar siempre ha sido mi pasión, desde pequeña.
  • Idiomas, que me encantan. Es la única carrera que mantenía dos idiomas a lo largo de todo el grado. Inglés, que es imprescindible en la escena internacional y luego podías aprender alemán o francés. En las demás tenías tan solo un idioma.

He trabajado en otros sectores turísticos, he sido guía oficial de La Aljafería y del Caixaforum,  hasta encontrar lo que realmente me encanta y ahora no lo cambiaría por ningún otro trabajo. ¡No me veo haciendo otra cosa!

Una de las cosas más interesantes que me ofreció la Escuela Universitaria de Turismo de Zaragoza fueron sus prácticas, que me permitieron conocer y saber qué me gusta. Yo comencé con unas prácticas en un hotel y vi que no era mi camino. Necesitaba algo que me permitiera desarrollar mi creatividad, justo como ahora. La posibilidad de acercarte a varios trabajos y explorar en qué consisten realmente antes de salir al mercado laboral te permite orientarte de cara a tu futuro. Puedes empezar las prácticas desde primero y eso te da una visión muy amplia de tus preferencias laborales. Creo que en ninguna otra carrera sucede eso. En general están muy alejadas del mundo laboral. De hecho, yo comencé a trabajar en Luz Marina, mi actual empresa, en el prácticum de cuarto y aquí sigo.

Estudiar turismo te sorprende porque tiene muchísimas salidas y muchas posibilidades de trabajar.

¿Qué es lo mejor de tu trabajo?

Lo mejor es viajar y lo que implica. Conocer los lugares y las personas que se cruzan en tu camino. Y hay veces que el viaje cambia la vida de las personas. Cuando te agradecen el viaje, es lo mejor. Cuando te dicen – Siempre había querido venir y no hubiera podido venir sola.

Y digo sola porque mis clientas son, mayoritariamente, mujeres. Las mujeres viajamos mucho más que los hombres y da mucha alegría ver como esas compañeras de viaje, que comenzaron siendo anónimas, se convierten en grandes amigas. De hecho, hay grupos que se conocieron en un viaje y siguen viajando juntas.

¿Y lo peor?
Lo peor es la responsabilidad y los nervios. Tu eres la responsable de tu grupo durante toda su estancia y pueden suceder eventualidades médicas, que es el peor escenario posible. Además, para que todo vaya bien, tienes que tener un carácter muy abierto, estar disponible siempre y tener resiliencia al cambio. Tu planeas el viaje, pero después tienes que poder adaptarte. En este trabajo se trata de ser muy organizada, gestionar bien la tensión y las personas y de ser «disfrutona». Si no lo eres, el trabajo se te atragantará.

Tras la pandemia ¿notas la recuperación turística?
Sí. Estamos viviendo un «boom». la gente tiene muchas ganas de viajar, de conocer y de vivir. Y nosotras de acompañarlos y disfrutar con ellos.